Después del terremoto

Una vez más Murakami aparece en mi vida, ahora con su novela Después del terremoto. Me han sorprendido hasta el momento al menos dos pasajes:

1. La descripción que hace de la partida de la esposa de Komura a partir de una breve carta.

«No volveré nunca más. El problema es que en ti no hay nada que me llene. Hablando claro no hay nada en ti que pueda llenarme. Eres cariñoso, amable, guapo, pero vivir contigo es como vivir con una masa de aire.»

Lo último que recomendaba la mujer a Komura era deshacerse de todo, curiosamente, ella había tomado hasta aquellas cosas que ni siquiera le pertenecían. Una ligera burla para atemperar el peso de la comunicación.

2. La metáfora del salmón. Es decir, ¿que sucede si subvertimos la vieja sugerencia que reza: «lo que importa es lo de adentro». ¿Que tal si nos pensásemos sin contenido, una mera superficie, sólo piel? «Ojala los salmones tuviesen solo piel. O sea, que en algunos casos, es mejor que no haya contenido».

Y entre cartas y salmones, empiezo a considerar esto de volverse mera piel, olvidarme un poco «de lo de adentro».