Nota sobre el desencuentro

Y después de una lucha sin éxito,

de ni haber estado cerca,

de caer hasta lo más profundo,

dijeron: “Nunca más”.

Hay momentos en la vida en que te esfuerzas hasta el agotamiento para conseguir algo, lo acometes con toda tu energía y entereza, no te detienes, vuelves una y otra vez a pesar de las caídas... te levantas, lo intentas nuevamente, y así sucesivamente, hasta que llega el momento en que te percatas de ese límite invisible, independiente de ti, inasible, que vuelve evanescente la experiencia. Quedas vacío por un momento, preguntándote de donde salió el mazo que golpeo tu cabeza y te envío hasta lo más profundo. No sabes cuando ni como, pero sucedió.

Lo extraño no es eso, al final la vida es la cuantiosa suma de pormenores. Lo extraño es que, cuando menos lo esperas, aparecen palabras, sonidos, sabores, personas, afectos, fantasmas... volviendo lo sombrío en algo un poco más amable, regresando un poquito la respiración: irónicamente te devuelve algunas cosas que considerabas perdidas.

Lo adverso no se ha ido, se quedará un tiempo, hasta que la cicatriz cierre, hasta que el fantasma no aparezca más en mis sueños.